Long, long, long time

Odio el futuro, odio el presente. La ropa metalizada, los extraterrestres. Autos voladores, teletransportes. Odio el electro, los ruidos metálicos, los esmaltes y pinturas metalizadas. Odio el brillito y los dibujitos chinos. Odio los robots, los juguetes demasiado modernos. Los chicos modernos, los libros por computadora (aunque admito que a veces son de gran utilidad). Odio las tareas por mail, las declaraciones por mensaje. Odio los ascensores modernos, las puertas automáticas. La luz blanca, las lámparas de bajo consumo. Todos los inventos modernos que no son completamente necesarios.
¿Dónde quedaron los dibujitos occidentales? ¿El esmalte de uñas de colores normales? ¿Los libros reales? ¿Las escaleras? ¿La muñeca sin ningún tipo de alteración tecnológica? ¿La música buena? ¿Dónde quedaron los buenos tiempos?
Quisiera ser mi papá. Y mas o menos a los 50 ya me inyecto aire en las venas. Porque tengo que admitir que me dan mucha lástima los viejos. Ya lo dije, cuando no me pueda mover con agilidad me suicido. Imaginate que tenés 70 años y vas caminando por el pasillo de tu casa, vivís sola porque tu marido ya se murió, y de pronto como pelotuda te pegás un palo y te quedás tirada en el piso, muriéndote del dolor, con la cadera quebrada. Pero resulta que nadie te va a venir a rescatar hasta dentro de 3 días, que es cuando te va a visitar tu único hijo, que está demasiado ocupado viviendo su vida ( y no lo culpo). Entonces, al imaginarme esta situación yo digo: me mato a los 50.