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viernes, 18 de febrero de 2011

9508 - Glad

Ya estoy anotada para hacer el CBC de Arquitectura. Me pegué un gran susto cuando me dijeron que tenía que ir a cursar hasta Ciudad Universitaria, cosa que fue muy beneficiosa porque cuando me enteré que en realidad podía cursar en la ciudad donde vivo me puse contenta, a pesar de que odio tener que empezar.
El calor y la humedad me están matando, me absorben la vida, siento todo pegajoso y tengo ganas de desaparecer. Como esta opción no es válida (a menos que...), me conformo mirando series en internet para matar el tiempo en vez de a mí misma.
Tengo serios problemas de insomnio, odio esta vida de zombie nocturno pero no puedo revertir la situación.
Espero que mañana sea un excelente día, aunque sería mucho pedir porque soy consciente de las tormentas eléctricas pronosticadas.
Analizando bien esta entrada, cualquiera podría decir que soy el ser más miserable e infeliz del mundo, o del barrio quizás. Sin embargo rebalso de felicidad y nada de lo anterior me importa, porque poco a poco voy tachando cosas de mi bucket list y además estoy llena de una felicidad copada, de esa que viene sin motivos.

martes, 5 de octubre de 2010

7680 - Condena (nada dulce, por cierto)

Mi papá era alumno bibliotecario y alumno jardinero. Sí, se encargaba de algunas cosas de la biblioteca de su escuela. Sí, los sábados o domingos iba junto a otros boludos con buenas notas a arreglar el jardín del establecimiento. Sí, tenía insignias. Yo pensé que no te podían tomar más de boludo (aunque es cierto que mi viejo estaba orgullosísimo de sus logros), pero me equivoqué.
Tengo que exponer un trabajo del orto enfrente de una decena de pelotudos o personas normales que fueron obligadas a escucharme o a pararse enfrente mío simulando escucharme (sin mencionar que, obviamente, tuve que hacer todo el trabajo yo sola), porque a la preciosura (ésta es para vos, Lali) de mi profesora se le ocurrió que mi trabajo "estaba bueno".
Muerte a los profesores que se piensan que te dan un premio por ser buen alumno y te condenan por horas y horas de tu vida.

lunes, 4 de octubre de 2010

7654 - Justicia (MB) II

Sí, hoy una amiga me aclaró la memoria, lo conocí: en una fiesta yo bailaba en una gran ronda con mis amigas y él, Matías Berardi, se metió a bailar al centro con otro amigo. Copado el pibe, tendría una mamúa de aquellas pero nos cagamos de risa un rato. Mientras bailábamos, Matías siempre en el centro, le dije a Lara: este flaco me va a quemar con el cigarrillo, boló, que lo apague. Así estuvimos un rato largo, él disfrutando, yo con miedo a que me queme.
Hoy está muerto.
No sé, fijense ustedes.

domingo, 3 de octubre de 2010

7625 - Justicia (MB)

Matias Berardi, el pibe que secuestraron y fusilaron no era amigo mío, pero tal vez lo conocí en alguna fiesta o en la calle, era amigo de mis amigos.
Que te toque tan de cerca te hace caer en la realidad, te hace doler, te da bronca e impotencia.
Yo no aguanto más, pero no puedo hacer nada. No puedo meter en cana a nadie, no puedo votar, no puedo averiguar dónde están los dos hijos de puta que están prófugos, no puedo rezar, no puedo consolar, no puedo hacer nada. Y eso es una de las cosas que más bronca me da.
Esto no puede seguir así, loco. ALGUIEN tiene que hacer algo.
¿Qué pasa con nuestros derechos humanos? Tanto quilombo se hace por la década del 70, pero todavía hoy nos siguen matando y nadie dice nada, porque claro, es una sensación. Si seguimos anteponiendo el pasado, nos va a pasar por encima. No hablo de olvidar, hablo de vivir el presente recordando el pasado.

viernes, 17 de septiembre de 2010

7325 - Paloma

De pronto una explosión, mi corazón da un salto, adrenalina. Miro hacia el ventanal: la marca de una paloma en el vidrio: la tierra dio forma al dibujo; las plumas, una por una dibujadas; las alas largas y estiradas; la libertad en su máxima expresión. Se va a morir, el golpe fue muy fuerte. Me acerco y miro hacia afuera: una gran torcaza parada en el pasto. Se va a morir, pobre. Se quedó parada un rato, pero no quieta. Está mareada, se va a morir. Efectivamente empieza a mover su cabeza, a balancearse y en poco tiempo su cuerpo empieza a temblar. Se va morir, no mires. Lentamente se cae hacia adelante, tiesa e impresionante. No mires te dije, ¡te dije que no mires!. Tiembla, se retuerce. Salí, te dije. Un par de lágrimas brotaron de mis ojos, no porque sea la primera paloma que veo muerta ni la primera que se estampa contra mi ventana, asesina de aves. Tampoco fue el primer animal que vi morir lenta y cruelmente. Sospecho que mi gran tristeza se debió a que comprobé qué tan fácil una vida acaba, qué tan idiota puede ser uno y qué horrible es ver una paloma aturdida.