martes, 24 de marzo de 2009

Nobody told you?

Y justo cuando creía que no me iba a pasar nada interesante en el día, cuando empezaba a deprimirme por la cantidad de deberes para la escuela que tenía y por ciertas situaciones innecesarias, cuando no encontraba nada interesante para hacer, justo en ese momento descubrí algo PERFECTO para mi triste y aburrida situación. En realidad encontré dos cosas que me subieron notablemente el ánimo, una de ellas era una obligación que se transformó en placer y la otra surgió de la muerte.
Describo la primera situación: había terminado mi tarea de química y me decidí a buscar la tarea de geografía, que finalmente, luego de buscar durante media hora, no encontré. Segundos más tarde me entero que tenía que estudiar de las fotocopias de Psicología que no tengo, para mañana. Estado de ánimo en ese momento: deprimente.
No había conseguido hacer la tarea de geografía y tampoco podía hacer la tarea de Psicología. Pero justo en ese momento, decido hacer la tarea de filosofía, a pesar de mis pocas ganas de leer, y allí es cuando descubro que el libro que tenía que leer (“El mundo de Sofía”) es estupendo. Refleja perfectamente mis dudas y me siento terriblemente identificada. Por lo tanto, mi estado de ánimo en ese momento mejora, transformándose en ganas de hacer más cosas.
Ahora, paso a describir mi segunda situación: estaba yo en mi cuarto, ordenando (gracias a las ganas producidas por el libro que había empezado a leer) cuando de pronto escucho a mi madre llamar a mi hermanito con cierto entusiasmo en su voz, lo cual despierta una gran dosis de curiosidad en mí. Decido acercarme al lugar de los hechos y descubro que mi padre también está muy entusiasmado, hurgando entre un rosal. Me arrimo un poco más, al mismo tiempo que mi madre y mi hermanito. Descubro algo poco usual en la planta, pero sigo sin entender completamente. Me arrimo más, estaba sumamente asombrada. No podía creerlo, nunca había pasado nada igual. Esa planta es muy baja. ¿Realmente esa clase de animal baja hasta esas alturas, tan cerca de una vivienda?. ¿Está durmiendo?, ¿está muerto?. Es horrible, repugnante. Me pregunto, si lo beso, ¿se transformará en un príncipe blanco, frío como el hielo y rígido como el mármol?. Desearía que fuese así, pero nunca pasaría. No puedo entender como me sumí de esa manera en tal fantasía. Vuelvo a la realidad. Qué animal tan feo, tan desagradable. Descubro que está muerto. Descubro también que fue hace varios días. Dios, ¡qué asco!, tiene un agujero. Pienso en Edward. Realmente no tiene sentido que en las películas se comparen vampiros con esa clase de bestias horribles.

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