A raíz de esta situación, el pibe rompió las pelotas durante toda la cena para abrir sus regalos. Mi viejo contestaba siempre lo mismo: a las doce. Mi hermanito, muy inteligente y aplicando toda la filosofía aprendida en sus míseros diez años de vida, dijo: el tiempo no existe, es un invento del hombre.
Acto seguido todos nos cagamos de risa.
Moraleja: cuánto más sabio seas, más se te cagan de risa.
Moraleja II: no pongas los regalos a la vista de un niño durante muchas horas porque no vas a poder cenar en paz.
"cuánto más sabio seas, más se te cagan de risa" wow. Es la PURA verdad.
ResponderBorrarSaludos y felices fiestas :)
JAJAJJAAJAAAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJA
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