Situación karmática.

Cuando varias situaciones derivan en un pensamiento: "¡Karma de mierda!".
Todo está perfectamente entrelazado. ¿Karma? Hacés algo malo, te pasa algo malo. ¿Es tan así?. Si me lo contás me parece una boludez, y no lo creo para nada. Pero cuando te pasa algo tan estúpido como eso, te empezás a cuestionar. Voy a citarme a mi misma, "todo está perfectamente entrelazado". Si, armado a la perfección para que suceda, en el lugar y en el momento adecuado.
A veces no creo que sea necesario hacer algo malo para sufrir de la "ley del karma". Es decir, simplemente te pasa. Una mala racha la tiene cualquiera.
__________________________________________________________

Teniendo en cuenta que en los comentarios que figuran en mi Blog mis visitantes exigen saber los temas por los cuales me inspiro a escribir, voy a hacer una aclaración sobre este texto. Tienen permitido reirse.
"Esta mañana, al despertarme y recordar que no había asistido al colegio, me dirigí hacia la ventana y la abrí. En ese instante me percaté del hermoso día, y del espléndido rayo de sol que transpasaba mi transparente ventana. Pensé un segundo. Estaba decidida. Tomé mi reproductor de música, me vestí con mi traje de baño, recogí mi cabello y salí al resplandeciente jardín. Nadie iba a impedir que disfrutara este imponente día. Las canciones pasaban, una a una, desde Besame mucho en su versión cantada por los Beatles, hasta Sitting, Waiting, Wishing, de Jack Johnson. Durante un lapso de tiempo utilicé una pelota para entretenerme, debido a que me parece una pérdida de tiempo permanecer quieta y aplastada esperando que el sol haga efecto sobre mi piel. Me cansé. Tal vez dando vueltas alrededor de la pileta, cantando canciones veraniegas disfrutaría y pasaría un rato apacible. Si, me pareció una gran idea, después de todo no tenía una opción mejor. Vueltas, vueltas, vueltas. Pasos, pasos, pasos. Saltito. Canciones, melodías. Pensamientos, recuerdos. De pronto, lo inesperado, lo inimaginable. Como un baldazo de agua fría en la espalda luego de permanecer horas trabajando en el jardín bajo el sol, como un golpe seco en la nuca. Se desprendió de mis manos, voló durante milésimas de segundos tal vez, estruendo diminuto a causa del impacto con el agua, y la peor imagen, se hundía lentamente en las profundidades del agua. Mi cerebro no podía creer todavía lo que mis ojos veían. No podía entender cómo había sucedido tal cosa. Miles de pensamientos e ideas cruzaron por mi mente en tan solo un instante. Mi cerebro ordenó a mi mano izquierda hundirse en el agua e intentar salvar el tan preciado objeto. Muy tarde. Mis cortos brazos ya no alcanzaban tal profundidad, el objeto estaba muy lejos de ser alcanzado. Miré a la izquierda, a la derecha. Allí estaba. Maldije mi lentitud. Sacahojas. Era mi única posible salvación (Aquí he puesto este paréntesis ya que debo hacer una aclaración. Es aquí donde comienza lo "entrelazado" en toda la situación. Presten atención). Lo tomé entre mis dedos y confié en la experiencia que había adquirido limpiando la pileta el verano pasado para poder salvar mi objeto en esta situación. Intenté una vez, dos veces. Cambié posiciones, utilicé la fuerza. Nada. El objeto se trababa contra la pared y al comenzar a subir, caía nuevamente para yacer una vez más en el fondo. Maldije nuevamente, pero esta vez, maldije el momento en el que mi padre compró ese inútil sacahojas nuevo. El antiguo hubiese sido perfecto en esta situación. (Allí se entrelazaron situaciones). Empujé, apreté, hice fuerza, puteé, moví, removí. Lo logré. El objeto estaba en mis manos. Lo tomé, lo miré, me cansé. No servía. Un reproductor de música mojado no sirve. El sol ayudaría...El sol, ¿ayudaría?. No lo se. Todavía no lo se. No lo creo. No pierdo nada al intentarlo. El sol, ¿ayudará?."