Hace meses que no escribo, pero pienso mucho. Redacto en mi cabeza, no lo llevo al papel. Me lo olvido después de media hora. Sigo redactando. Tal vez un día se me aparezcan todos mis relatos en un estallido de imágenes y pueda escribir un libro, mi primer libro de cuentos cortos.
Finalmente la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, más conocida como FADU, me acogió entre sus aulas y curso alegremente, y a veces no tanto, tres veces a la semana. Entre Proyectual y Taller de Dibujo, mi vida como ser humano se extinguió, pero no tanto como para no resurgir como nunca los fines de semana. Curso otras dos materias también, pero son adorables en comparación con las referidas a mi carrera.
En rasgos generales soy una persona a medias, mi cabeza es como un cerebro con pensamientos multiplicados por mil, mi cama me extraña, mi espalda me está matando -entre asientos de colectivos, banquitos de la facultad y mi pose de mono pre evolución que hago cuando uso la computadora- y mi vida no está en su máximo, ni siquiera en su máximo relativo (fucking maths)
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