martes, 3 de enero de 2012

ElMarinero

Estaba leyendo un librito muy entretenido de Benedetti (La borra de café) y llegué a esa parte que me dejó pensando. Siempre en los libros, por lo menos en la mayoría, llegamos a una parte (o tal vez más de una) en la que nos quedamos pensando, relacionamos el texto con la realidad, con nuestra realidad. Bueno, esa parte hablaba del mar, de las olas. Inmediatamente pensé en mis próximas (muy próximas) vacaciones. Sí, me acordé del mar. Siempre me gustó, me llamó la atención. El sonido. Ojo, el río también. Las olas en general. Me dan miedo, me siento tan chiquita, siento la presión de las olas aplastándome con ese ruido fascinante. Digo fascinante porque me deja en un estado de fascinación cada vez que le presto atención. Tal vez en otra vida fui un marinero con barba y pelos en las piernas, panza y mucho ron en el organismo. No me extrañaría para nada.