miércoles, 13 de enero de 2010

ladra

El otro día, a raíz de la muerte de Sandro, me puse a pensar y se me vinieron a la mente varias muertes (soy una trágica de mierda). Me acordé de cuando murió el hijo del almacenero. Shock. Me acordé de cuando murió Guinzburg. Shock. Me acordé de cuando murió mi bisabuela. No fue shockeante, fue triste. Entonces se me ocurrió que uno piensa en la posibilidad de que algún ser querido o cercano puede morir. ¿Pero uno a veces se sorprende al encontrarse pensando en una persona que no vemos tan diariamente? Yo por lo menos no, nunca pensé que el hijo del almacenero podía morir, no sé, era como inmortal. Era un personaje extra. Es tan terrible pensado así, es casi como si la persona no existiera o fuera más ficción que otra cosa. Y yo creo que por eso me sorprendió tanto, porque nunca pensé en eso, nunca se me ocurrió que esa gente podía morir, tal vez porque nunca tuve en cuenta a esas personas, eran parte del paisaje, eran artistas a los que les pagaron para que actuen en mi vida, para que yo me sienta más real, para que mi vida pareciera una vida, para mí, sólo para mí. Entonces llegué a una conclusión final: soy tan, pero tan egoísta que no lo puedo creer.

3 comentarios:

  1. Guau.
    Nunca lo había pensado y me dí cuenta de que pienso exactamente igual que vos. Es totalmente cierta cada de una de tus palabras.
    Me hiciste pensar mucho y acordarme de The Truman Show.

    ResponderBorrar
  2. la muerte nunca nos sienta bien....
    escuchando 05- va a salir un lugar\COLOR HUMANO\COLOR HUMANO II

    ResponderBorrar