"En ausencia suya, ella se disolvía, se borraba, quedaba suspendida en la nada. Hasta que él la requería, entonces se materializaba de nuevo, sólo existía para servirlo" La isla bajo el mar, Isabel Allende
Cuando leí esta frase parecía que estaba leyendo en 3D. Parecía que estaba más cerca de mi cara que el resto del texto. ¿Alguien lo habría subrayado con un resaltador naranja?. Sobresalía de la hoja y el cerebro no tardó en captarlo. Me quedé. Caí. Ese fue mi pensamiento durante muchos años, y no sé si no sigue siendo. Digo no sé porque hoy no tengo nada claro, ni un pensamiento en mi cabeza dura más de un día, tengo un rompecabezas de 1000 piezas para armar y todavía no me pongo las pilas para empezarlo.
Este pensamiento de que el resto de la gente dejaba de existir mientras yo no los veía, que estaban en el mundo justamente para que pudiera desarrollarme como ser social, vivir en comunidad y esas huevadas que pareciera que el humano debe hacer; la idea loca de que el resto no tenía sentimientos, que era una especie de robot cuya única tarea era hacerme creer que todo era normal, me inundó por años. Mi niñez se basa en eso. Hablaba con mis amigos y pensaba: "¿estarán escuchando lo que digo? ¿pensarán igual que yo? ¿verán igual que yo?" y otra clase de preguntas que hasta hoy no puedo contestar. Sí, hasta hoy no puedo contestar porque no soy ellos y nunca voy a serlo, así que nunca voy a saberlo.
Recuerdo charlas con mi vieja contándole esto, tocándole la cara y preguntándole si lo sentía. Ella me respondía que sí, que lo sentía, pero ¿cómo podía creerle? ¿cómo podía yo saber si lo sentía tal como yo? ¿como podía saber si era ella quien contestaba, mi mamá y no un ser extraño usando su voz? Mi vieja diciéndome: "Lu, creeme, soy igual que vos, yo pienso y siento" y yo dudando y no saber si creerle.
Ojo, nunca me sentí sola o criada por una familia de robots (jaja), para nada. Esto me hace pensar que posiblemente nunca creí totalmente que lo de los seres semi vivos fuera cierto, pero de lo que estoy segura es que es un pensamiento que marcó mi infancia y parte de mi adolescencia.
Hoy esa idea se disipó un poco, me fui llenando con otras boludeces y mi capacidad de asombro es cada día menos fuerte, lamentablemente. Ya tomo como algo normal que el resto de las personas pueda pensar como yo, pueda sentir como yo y demás cosas típicas de ser pensante. Pero analizándolo bien, no tengo idea...posiblemente usted no esté leyendo esto porque no existe ya que no estoy viéndolo; posiblemente si yo estuviera viendo a alguien leer esto, como mi madre, por ejemplo, y comprobara efectivamente que lo está viendo, nunca sabría si lo comprende o si lo está pensando o si la idea del texto como respuesta a mi pregunta a si entendió lo que lee le llega de un ser superior que le hace hablar sin tener un mínimo de conciencia y le hace explicarme exactamente qué quise decir con el texto; posiblemente todo esto sea una boludez y usted es tan humano (o lo que carajo sea) como yo.